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Recién reincorporados al trabajo después de algunos días de descanso y necesaria desconexión (tanto laboral como tecnológica y digital), echamos la vista atrás para volver a disfrutar de algunos de los momentos compartidos en estas últimas semanas.

Villasayas, pequeño pueblo al sur de la provincia de Soria, se convierte cada año en la segunda sede de gv408 arquitectos durante los meses estivales. A finales de julio fue también el escenario del reencuentro -después de lo peor de la pandemia- de los cuatro socios fundadores del estudio, y de la celebración de una vieja y hermosa amistad mientras paseamos por sus calles o las de Rello, o mientras visitamos la ermita de San Baudelio.

Y en la tercera semana de agosto, ya sin Antonio, los Pirineos oscenses y su espectacular Parque Natural de los Valles Occidentales nos han impresionado en una travesía por los valles de Ansó y Echo, que incluyó el ascenso a las cimas de la Tuca Blanca (2.375 m), del Bisaurín (2.670 m) y del Castillo d’Acher (2.384 m). El recuerdo de los infinitos matices del color verde de hayedos, abetales y bosques de pinos y tejos y, especialmente, de la sobrecogedora belleza geológica de montañas y valles nos ayudará a relativizar y minimizar muchas de nuestras preocupaciones cotidianas… y nos permitirá ser nuevamente conscientes de la fragilidad y lo efímero de nuestra vida en el devenir hermosamente inagotable de la naturaleza. Procuraremos que nuestra actitud y trabajo diarios durante este curso estén a la altura de tantas cimas y retos.

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